El gas mostaza, o gas, como algunos lo saben, es uno de los gases más tóxicos en la tierra. Ha sido fabricado y utilizado en muchas guerras para exterminar enemigos. Una de las guerras más famosas en las que se usa gas mostaza es la Segunda Guerra Mundial. Es un gas venenoso y mortal si se expone a la piel por la piel o por inhalación, y en casos de no muerte causa efectos permanentes y no se puede tratar el daño al cuerpo. El nombre químico del gas mostaza es dicloruro de etileno, un compuesto relativamente estable que no se disuelve fácilmente en agua y cuando se oxida se convierte en un compuesto menos tóxico llamado sulfóxido.
El efecto del gas mostaza cambia al ambiente circundante en términos de temperaturas altas o bajas, humedad en la atmósfera y la aparición de la infección principalmente cuando se expone al gas en estado líquido o en forma de vapor por inhalación. La tasa de infección es un límite a la cantidad de gas a la que una persona está expuesta en una mezcla líquida o gaseosa. En estado líquido, de cuatro a cinco gramos de gas pueden causar quemaduras graves en la piel y la muerte de la persona infectada debido a una intoxicación en la sangre. En cantidades más pequeñas, puede provocar quemaduras de segundo y tercer grado y puede causar discapacidad de por vida. En el caso de los gases, la cantidad de entre cien y doscientos gramos por metro cúbico de aire puede causar parálisis, discapacidad y quemaduras en la piel, pero si se excede la cantidad de quinientos quinientos gramos, son fatales.
Los síntomas de la exposición al gas mostaza son visibles después de varias horas de exposición al gas, y comienzan en una sensación de hormigueo, seguido de congestión de la piel con una fuerte sensación de dolor e inflamación de la conjuntivitis con dolor intenso y sensibilidad a la luz. , y dificultad para respirar con tos y aumento de las secreciones de la nariz y estornudos frecuentes. Luego, los síntomas aumentan en claridad con el tiempo en severidad y a menudo mueren desde el primer día de exposición al gas.
No existe una vacuna para el gas mostaza, y la prevención de la exposición al gas es mediante el uso de ropa protectora y filtros de respiración, y manténgase alejado de las áreas donde se propaga el gas.